Gerentes Ideológicamente Falsos (GIF)

HISTORIAS ORGANIZACIONALES PERVERSAS

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Los casos de corrupción que han inundado la prensa durante este año que nos deja, nos muestran nuevas distinciones para entender el modus operandi que algunas personas o ciudadanos, utilizan desde tiempos inmemoriales para evadir el pago de impuestos y/o la justificación de pagos que no se desean acreditar por ser ilícitos o inconvenientes.

Hoy sabemos que las llamadas “boletas ideológicamente falsas “son aquellos instrumentos de pago de honorarios, por servicios que en realidad nunca han sido prestados. Son un mecanismo para justificar dineros que no se pueden justificar contablemente. La razón, por una parte,  es apoyar con dinero a otros con el interés de cobrárselos después con favores. Por otra parte las boletas ideológicamente falsas, contribuyen a la evasión de impuestos.

En esta danza se juntan: quienes tienen dinero y quieren poder, con quienes tienen poder y quieren dinero. Uno es el receptor de la boleta y el otro es el emisor.

El dinero al parecer, tiene más poder que el poder mismo.

Esto es lo que hasta ahora sabemos de estas boletas y resulta difícil saber con exactitud qué es lo que realmente mueve a quienes utilizan estas prácticas.

La fascinación por el poder es una motivación que no necesariamente va ligada a obtener más y más  dinero. El poder, es una emoción que parece estar más cercana a la felicidad de controlar, que solo a tener más dinero; todo esto es materia de antiguas y profundas discusiones filosóficas que, por ahora, no abordaremos.

Hay otro tipo de uso de estas boletas ideológicamente falsas, que tienen un objetivo diferente, muy claro y concreto: robar…o mejor dicho “apropiarse indebidamente de dineros”  como elegantemente la ley lo expresa.

A éstas, las vamos a llamar: boletas ideológicamente fraudulentas.

Este tipo de boletas resultan ser un instrumento  tan feroz y dañino para las empresas, que incluso “desprestigian” a las genuinas boletas ideológicamente falsas

De preferencia las utilizan ejecutivos que gozan de la confianza y aprecio de sus superiores o dueños de la empresa en que trabajan. Son los que “representan a quienes tienen el poder”,  pero «no tienen el poder”. Es en ese contexto que sucumben al llamado hipnótico del dinero. Es la emoción de la codicia.

¿Qué son las boletas ideológicamente fraudulentas?

Son boletas de honorarios que se le piden a un tercero de confianza, para que en ella coloque como glosa, un servicio que nunca se hizo ni se hará. Por esta operación, el emisor de la boleta recibe un 10% del monto, en su devolución de impuestos.

Por su parte, quien la pide, es decir el receptor, recibe una boleta de honorarios con la que justifica contablemente, un gasto inexistente.

Quien pide la boleta siempre dirá que es “para cuadrar gastos de la empresa”.

Esta excusa es mágica para transformar sentimientos de culpa en sentimientos de solidaridad en el emisor  y además, le dará una recompensa en dinero que siempre será  bienvenida.

Los emisores de estas boletas siempre están necesitados, eso lo sabe muy bien quien las pide, de tal manera que la acción se encubre también en el formato de “ayuda” para quien la emite. muchas personas a quienes  se le piden este tipo de boletas, inocentemente agradecen la oportunidad.

Se da el caso, también, en que el receptor y el emisor sean cómplices de la operación. todo puede suceder en este oscuro panorama. También se da el caso de que el propio Gerente emite Boletas como honorarios variables, esta modalidad se da especialmente cuando el dueño de la empresa visita muy poco a la empresa y la deja en total confianza con el Gerente. Si alguna vez se entera el dueño, este Gerente dirá “usted mismo me autorizó como una manera de tener una mejor remuneración, etc. ¿no se acuerda?

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En la filial de una empresa internacional, gracias a una sorpresiva auditoria, se descubrió que la Gerente General se había pagado en boletas de honorarios una suma superior a 7 veces su sueldo de un año. Había ganado casi el doble que el propio dueño y nadie lo sabía en la Casa Matriz.

Esta filial nunca arrojaba pérdidas y tampoco ganancias, la Gerente se robaba todas las utilidades a través de emitir sus propias boletas de honorarios cobrando trabajos que no hacía o aquellos propios de su función. Una fórmula tan temeraria como descarada.

La auditoria arrojó gruesas irregularidades y pérdida de información contable. Las indagaciones demostraron que esta Gerente que siempre se lamentaba de lo poco que ganaba, le había comprado recientemente un automóvil Audi 0 kms. a su enamorado, además se compró un lujoso departamento, y viajaban a veces sólo por un fin de semana a cenar a Miami o algún lugar del Caribe. Sus vacaciones eran en Europa y Medio Oriente. Su codicia y vanidad eran totales.

Esta situación fue para todos sorprendentes, especialmente para el dueño quien  acostumbraba a adularla y nombrarla como ejemplo de eficiencia y lealtad. Era tanta la admiración que le profesaba que nadie dudaba de ella y a nadie se le ocurría  siquiera controlar su gestión en ningún aspecto… durante casi tres años operó en el mayor descaro. Tiempo suficiente para enriquecerse y empobrecer a la empresa moral y financieramente.

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En materia de objetivos, mientras los dineros de las boletas  ideológicamente falsas son para ayudar económicamente a un determinada persona, en este otro caso la persona  se ayuda a sí mismo, apropiándose de dinero que pertenece a la empresa para la cual trabaja.

Las boletas ideológicamente fraudulentas constituyen legalmente un delito, cuando existe evidencia en la siguiente triangulación:

Petición escrita de la  boleta ideológicamente falsa por parte del receptor a quien la emitirá.

Recepción de la boleta ideológicamente falsa

Depósito del monto de la boleta  en la cuenta del receptor, o por otra vía.

Estas boletas son gestionadas preferentemente por un ejecutivo y/o el gerentes de la empresas; son los que llamaremos Gerentes Ideológicamente Falsos (gif)

El gerente ideológicamente falso (gif) es todo un personaje.

 Debe actuar siempre en el rol de la confianza, esforzándose permanentemente para demostrar que es confiable y también concentrarse en evitar que lo descubran.

Ambas tareas ocupan transversalmente  todo su tiempo (es muy agotador)

 En las empresas, este tipo de gerente es muy difícil de descubrir ya que producto de la confianza, y la comodidad,  de quienes lo contrataron y al no existir sospechas, no hay nada que descubrir.

El daño que un gif puede ocasionarle a una empresa es inmensurable ya que al contar con un gran capital de confianza, esto le da el tiempo suficiente para enriquecerse lo máximo posible,  causando el máximo de daño.

¿Cómo poder detectar a un gif?

Cuando un ejecutivo es nombrado o contratado para un cargo de absoluta confianza, las entrevistas previas sólo indagan en su experiencia, su formación, sus antecedentes profesionales. nunca indaga, por ejemplo en sus valores, en especial la honradez. Eso se da por sentado.

Mientras éste ejerce, tampoco es usual controlar debidamente su gestión, muchas veces eso se entiende como una injustificada muestra de desconfianza.

Hay empresarios que viven en el extranjero y delegan sus negocios completamente a sus leales servidores con total tranquilidad. otros simplemente descansan en sus gerentes y se ocupan de actividades diferentes. También hay empresarios que aun estando regularmente en la empresa, no ponen una debida atención a lo que está sucediendo.

Los gif se reproducen con facilidad en contextos de mucha confianza y lejanía de los dueños. es decir cuando son ellos mismos los que tienen el control de la empresa.

Los gif  se inician cuando aparece o identifican una ocasión.

Al asumir el cargo sus intenciones y motivaciones son muy parecidas a las de cualquier ejecutivo en alza, la diferencia está en el temple de sus valores. si estos son débiles, probablemente pasará por su cabeza la idea de aprovecharse y lo pensará una y otra vez hasta buscar una justificación que lo anime a dar el primer paso. ahí comenzará  un camino que no tiene retorno.

La primera vez marca un hito importante en la escalada que seguirá. Es cuando cruza desde una zona clara a una oscura. A partir de eso nada será igual para el gif y por supuesto, tampoco para la empresa.

Siempre habrá una excusa para apropiarse de dineros: “me lo merezco”, “es un adelanto”, “he trabajado muchas horas extras”, “igual los haré ganar mucho dinero”, “ gano muy poco para lo que hago”, “el dueño gana mucho más y no hace nada” “ más adelante lo devolveré”… en fin, es una lista muy larga.

Las explicaciones son tan potentes para el gif, que el fenómeno desaparece y la culpa también. Nunca un gif va a admitir su delito y lo negará rotundamente, aún justificándose con argumentos que insultan la inteligencia y el sentido común de cualquiera. Jamás lo admitirá y lo negará siempre


Está comprobado que la ansiedad por el dinero anula dilemas o cuestionamientos  éticos a nivel cerebral.


La confianza juega un papel importante con sus luces y sombras.

Por un lado, la confianza,  permite delegar en otros grandes responsabilidades, en la tranquilidad de saber que estaremos cuidados.

Por el otro, nos ciega a un debido control que podría confundirse  con desconfianza. ese es el gran error,.

El control financiero significa cuidarnos a  todos: a la empresa, al dueño y a las personas. el control financiero de una empresa es una responsabilidad fundamental para la subsistencia y el progreso de la misma y éste control deben ejercerlo asesores externos, junto con el gerente y el dueño. Así todos duermen tranquilos. Nadie puede ofenderse.

¿Cómo descubrirlo a tiempo?

Detectar a un gif durante su gestión no es nada fácil.

De partida ellos toman el control de las finanzas y la personas de contabilidad a su cargo, siempre es de su absoluta confianza.

Los círculos cercanos del gif son profundamente fieles y exageradamente aduladores. cada cierto tiempo el gif  los premia, los invita a su casa y mantiene una red de información sobre las conversaciones que suceden en la empresa.

Al resto de las áreas de la empresa los dejará trabajar tranquilos mientras no se entrometan en las finanzas. ese es un territorio exclusivo del gif. si alguien hace alguna pregunta incómoda, el gif se encargará de calmarlo, le dará algún incentivo o simplemente lo despedirá. motivos no le faltarán.

El gif acostumbra a dar muestras de control y aparenta ser muy estricto con los gastos menores: taxis, compras, rendiciones, etc. para el es muy importante dar una imagen de control, autoridad y cuidado.

Un gif siempre reportará buenas noticias al dueño, jamás dará un motivo para que éste se preocupe y pida consejos externos o decida revisar las finanzas. esta actitud la mantendrá aunque la situación sea crítica.

Los pedidos o retiros de dinero que solicita el dueño, son entregados de inmediato. eso para un gif es prioridad.

Cualquier persona recomendada por el dueño para que entre a trabajar a la empresa será rechazada o se las ingeniará  para hacerle la vida imposible para que se retire.

Evitará en lo posible reuniones con el dueño en que participen otras personas de la empresa.

La información siempre la manejará con su círculo hermético. tiene muy claro que ésa es la fuente del poder.

¿Cuáles son los modus operandi que utiliza?

Las boletas de honorarios son apenas una de las vías pero es la más cómoda… y la que deja huellas más evidentes.

En empresas donde existen muchos colaboradores externos y por lo tanto se reciben gran cantidad de ellas, las boletas resultan un camino eficaz ya que, entre decenas o cientos de boletas, 3 o 4 fraudulentas no se notan.

Quien lleva la contabilidad no hace preguntas, sigue las órdenes del jefe o bien hace la vista gorda. por lo general este funcionario se hace cómplice del gif en un acuerdo silencioso, sin palabras. con el tiempo, esta persona también comienza a hacerse de dinerillos menores que provienen de la caja chica que maneja y también de algunos pagos que se reciben en efectivo. la corrupción se transmite por una suerte de simbiosis.

El gif generalmente comienza pidiéndole boletas a su círculo más cercano, por ejemplo a su esposa, familiares, amigos. luego a conocidos, especialmente a personas vulnerables económicamente.

A todos ellos los involucrará irremediablemente en un fraude.

Las transferencias también son utilizadas por el gif.

Transfiere montos de boletas de honorarios fraudulentas y también, de vez en cuando, se hace un par de transferencias que se pierden entre las cientos que la empresa realiza mensualmente. todas van a su cuenta bancaria, o a alguna cuenta confiable.

El gif sostiene la idea de que nunca van a revisar o investigar las cuentas de la empresa.

Las tarjetas de crédito también cumplen un rol. el gif usa la suya para los pagos de la empresa: “es que la tarjeta de crédito de la empresa, tiene muy poco cupo”, esa es la excusa.

Con su tarjeta, todos los meses pagara una serie de cuentas y gastos que se irá reembolsando. así, sus gastos personales se comienzan a confundir con los gastos de la empresa.

Por otra parte, la tarjeta de crédito del gif siempre está asociada a algún beneficio que le otorga puntaje o millas de viaje. el negocio es redondo para el.

Los bonos por vacaciones o por desempeño o por cualquier motivo, son otra maniobra  que el gif utiliza. generalmente les da bonos a sus más cercanos o a todo el personal como una manera de homenajearlos. el bono que se otorga así mismo siempre es varias veces superior al que le toca al resto.

las comisiones de ventas también son parte de interesantes ingresos.

Aunque no le corresponden, dada su calidad de gerente, el se las arreglará para recibir alguna comisión, él dirá “es un acuerdo con el dueño”, y como nadie habla con el dueño, nadie lo pone en duda.

Si por alguna razón el dueño se entera, lo convencerá que alguna vez lo acordaron e incluso se ofenderá por que el dueño no lo recuerda.

 Los honorarios variables también le agregan un plus no menor  a su cuenta bancaria.

Como el gif acostumbra a ausentarse, usa como argumento que realiza actividades profesionales para la empresa que no están contempladas en su remuneración, y agregará que, por supuesto, eso “ya está hablado con el dueño”. los honorarios variables ofrecen un gran varidad de usos.

Según el tamaño de la empresa – y si ésta tiene operaciones internacionales – también existen los dineros en efectivo que no se declaran “hay que ahorrarle impuestos a la empresa” dirá el gif; como si pagar impuesto fuera una injusticia.

Este procedimiento que él mismo impone, es el más peligroso de todos, ya que son dineros no declaradas y que cuando son detectados  significan millonarias multas para las empresas. parte de esos dineros pasan directamente al bolsillo del gif sin ningún respaldo legal, es decir sin huellas. es un dinero que legalmente no existe ya que no tiene un origen contable. En la jerga se le llaman “platas negras”. El gif se encargara de traer personalmente esos dineros y pidiéndole a los ejecutivos que usualmente viajan a que los vayan trayendo.

Por lo general, el dueño desconoce lo que sucede, o bien prefiere ignorarlo, lo que se conoce como “hacer la vista gorda”, así el queda libre de haberlo autorizado pero sí recibe los beneficios de esas malas prácticas evadiendo  a su vez el pago de sus impuestos.

Y finalmente podemos mencionar los gastos por reembolsos. Son un cúmulo de boletas por supuestos gastos en que ha tenido que incurrir el gif: almuerzos con clientes, imprevistos, movilización, viajes, etc. en ese saco todo cabe.

El gif utiliza cualquiera de estos modus operandi, o una combinación de ellos, o… todos.

Literalmente son los reyes de la mentira y el engaño, ya que una vez que meten las manos no hay cómo sacarlas.

¿Qué hacer frente a esto?

Quienes son víctimas de un gif, viven 2 pesadillas. una es cuando descubre el descalabro económico en que está su amada empresa y luego la pesadilla de enfrentar esto económicamente y/o  judicialmente.

Lo realmente peligroso es que esas maniobras fraudulentas involucran inevitablemente a la empresa y al  dueño, frente a los organismos de impuestos, a los clientes, proveedores y en algunos casos a la opinión pública.

Todas las maniobras fraudulentas que el gif realiza significan también declaraciones fraudulentas a los organismos de impuestos, “cocinar los balances” como se dice en jerga contable. El gif debe comprar los servicios de un contador externo que arregle esos balances y que tape los agujeros negros.

Pedirá préstamos e ira tapando los hoyos hasta cuando sea posible. Cuando la situación sea incontrolable se irá. renunciará alegando que el dueño ha perdido la confianza en él y se transformará en víctima.

Tarde o temprano el gif es descubierto, eso es seguro, ya que llega un momento en que la empresa se empieza a hundir por todos lados.

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Hay dos frases a las que los abogados siempre recurren cuando a ellos recurrimos:

 

“La culpa no la tiene el chancho, sino el que le da el afrecho”

“La ocasión hace al ladrón”

 Ambas le infieren responsabilidad al dueño.

El prestigio es el talón de aquiles de quienes son víctimas de esta especie. Frente al peligro, el gif no dudará en endosar las responsabilidades, él sabe muy bien que lo que el hizo, lo hizo en nombre de la empresa. Ese es el punto.

Aún recurriendo a buenos abogados, es probable que estos aconsejen reflexionar mucho antes de seguir las acciones judiciales y también a evaluar los posibles daños. Será importante hacer un peritaje contable para tener evidencias… en lo que se pueda,  así al menos se podrá presionar.

El peritaje además de constatar hechos contables, arroja además mucha información irritante, como la compra de propiedades que el gif adquirió durante su gestión, viajes y otras bondades que otorga el dinero.

La rabia que esto provoca, muchas veces hace tomar decisiones apresuradas y erradas. Es muy importante tomar un buen abogado antes de recurrir a la vía civil o criminal.

Si se hace una demanda civil y/o penal, el gif comenzará a recibir citaciones por la vía civil y el acoso de detectives por la vía penal. los detectives ubicarán a quienes emitieron las boletas, habrá interrogatorios y malos ratos. esta etapa es muy incómoda para el gif ya que involucra a familiares y amigos que comienzan a atemorizarse y pedir explicaciones.

Pueden pasar meses antes que el gif sea ubicado, recurrirá a todas las artimañas posibles para evadir las citaciones. Intentará hablar con los dueños para conminarlos a desistirse. tendrá sin duda argumentos.

También se preparará, contratando a un abogado ideológicamente parecido a él para amenazar el prestigio de los dueños con denuncias terribles por irregularidades y fraudes ¡que el dueño y jefe de mi defendido ideó y cometió!

Así el dirá amenazante: “mi cliente podría ir preso, pero usted deberá pagar multas millonarias y quedará desprestigiado como empresario” Los daños materiales, que siempre son cuantiosos,  no se comparan a los daños emocionales.

Las víctimas de un gif transitan emocionalmente por la humillación, la angustia, la rabia y la impotencia. Su auto estima se viene al suelo y todos se encargarán de mostrarle  lo ingenuo – por decirlo elegantemente – que fue.

Finalmente se dan cuenta que están en una trampa casi sin salida y deberán tomar una gran decisión: seguir hasta el final, o bien cerrar la cortina y empezar a mirar adelante. Ahí se enfrentan el orgullo y la sensatez, ambas emociones tienen sentido y valor. A veces sanar el orgullo es lo más sensato, otras veces  la sensatez, a la larga, nos llena de orgullo.

Por el lado del gif no todo es miel sobre hojuelas. Estar involucrado en una acusación de robo (fundada), es lapidario para su imagen. Involucrar a familiares y amigos en un fraude, es un costo que deberá pagar toda la vida. en el caso de tener una demanda civil y/o penal por robo por parte de la empresa que trabajaba, en la cual era gerente con una posición privilegiada, es una vergüenza aunque se explique con manzanas.

Durante el litigio, el gif conocerá el miedo a perder todo aquello que el dinero no compra.

Las empresas que han tenido la desdicha de contratar un gif – que no son pocas – han tenido una infinidad de experiencias similares a las relatadas.

Algunas, las menos, pudieron recuperar algo del patrimonio perdido. Muchas,  no pudieron revertir el daño ocasionado y finalmente desaparecieron.

También hay ejemplos de empresas que lograron capitalizar esa inmensa experiencia en aprendizajes para renacer con valores, ética, normas y procedimientos claros, que les permitieran progresar y continuar una nueva vida en la transparencia y el cuidado.

Por último una buena manera de minimizar los riesgos de ser víctimas de un gif es nunca caer en tentaciones de malas prácticas. Jamás hacerse el desentendido ante una situación irregular, por muy benficioso que parezca. El gif, lo tomará como una muestra de confianza y complicidad que siempre le  cobrará al dueño.

 

Al final la lección es una sola:

El dinero  va y viene con una facilidad asombrosa.

La honradez y la dignidad, cuando se pierden, jamás se recuperan.

 

 

Acerca de Jorge Olalla Mayor

Publicista, Director Creativo, Coach Ontológico
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