El 18 de Octubre hubo una explosión en el país completamente inesperada. Llegó como la bomba de Hiroshima y el país comenzó a arder por todos lados, nadie sabía a ciencia cierta quienes eran los atacantes. La confusión, el caos y la incertidumbre se instalaron en una fracción de segundos en el cuerpo, emociones y lenguaje de los ciudadanos, para ser bien ontológico.
Nunca en nuestra historia habíamos tenido un estallido social como éste, y de verdad fue una explosión sorprendente que nadie esperaba ni imaginaba.
Pasaron varias horas y algunos días para poder entender que eso era un despertar social, muy violento y difícil de visibilizar. No tenía un domicilio conocido ni líderes responsables.
Luego surgió otro estallido, no violento, que se hermanó con el primero en la humillación e indignación por el abuso por parte de quienes todos los ciudadanos, consideramos sagrado: las instituciones, las ideologías, los partidos políticos, la justicia, la iglesia, los referentes, los inspiradores, las instituciones en general.
Seguramente todos entendimos qué esa era la razón del estallido vandálico que destruyó el metro y siguió arrasando con todo lo que es ciudad.
El miedo y la terrible incertidumbre dejaron en penumbras al país…
… y también al coaching ontológico.
El Poder de la Conversaciones se esfumó completamente en medio del caos, los incendios, los saqueos y de un griterío infernal ¡que horroroso! cada día era peor.
El miedo y la impotencia se apoderaron de los adultos; la rabia y la indignación de los más jóvenes.
Curiosamente los maestros del coaching no se presentaron en esos momentos, cuando justamente eran las conversaciones el gran tema a resolver y la gran barrera a vencer.
Una excepción vino de parte del querido Humberto Maturana, quien a sus 91 años igual puso el pecho y nos regaló su sabia mirada de paz y colaboración, sin eludir el tema del caos que estábamos viviendo. Sin embargo frente a la magnitud de los hechos y a un Chile quemándose, sus palabras eran como pura literatura.
El coaching tiene un rango de intervención y el estallido social quedó muy lejos de eso.
Hubo coaches que salieron a opinar, declarar, aconsejar, ofrecer o bien predicar y esas palabras no resonaron. Si algo no prendió en este durísimo escenario fue el poder del coaching, cuya maravillosa propuesta no se pudo acomodar y nunca apareció como posibilidad en esos momentos en que, curiosamente, lo más difícil era conversar.
Los políticos, los dirigentes y quienes nos gobiernan, eran incapaces de dar una señal de tranquilidad a la población, lo cual ocurría porque simplemente no lograban conversar, sólo se recriminaban furiosamente jugando a culpables e inocentes. Tardaron muchos días para recién darse cuenta que todos éramos responsables, y al fin… se pusieron a conversar.
La voz de las Escuelas
Algunas Escuelas tradicionales de Coaching como Newfield Network y Newfield Consulting (que a pesar del alcance de nombre, son escuelas diferentes) emitieron un comunicado a los pocos días del inicio del llamado estallido social ¡había que aparecer!
El comunicado de The Newfield Network iba calado en blanco sobre un campo de flores:
Si este comunicado lo leyera una persona distante del coaching, podría pensar que el comunicado lo publicaba un monasterio cuya sede está en alguna montaña, muy alta, por allá en los Himalayas. No hay ningún compromiso con lo que sucede, ni tampoco un honesto mea culpa de haber mirado todo este tiempo para el lado contrario de donde miraban millones de almas chilenas, siendo expertos en mirar las almas.
El mensaje de The Newfield Network no lo firma nadie, es decir ontológicamente hablando: nadie se hizo cargo…. es como bien se dice en Chile “un saludo a la bandera”. El redactor o la redactora debe haberse inspirado entre inciensos y velas en compañía de un humeante té verde.
Por su parte Newfield Consulting no se queda atrás y hace este comunicado:
El texto del mensaje va calado en blanco sobre varias manos que tienen escrita la palabra Paz.
Al menos este comunicado está firmado por alguien que se hace cargo del mensaje.
El texto llama a reflexionar – desde la ontología del lenguaje –e invita a descubrir qué fue lo que ocasionó este punto de quiebre, para así contribuir con la mirada… Todo esto mientras el país se estaba incendiando.
En ninguna de las exigentes conferencias de 4 y 5 días que se suceden durante el año pudieron avizorar alguna señal de lo que se estaba anidando en el alma de los chilenos.
Ambos mensajes aprovechan también de pasar un aviso por si alguien los necesitara como expertos en contextos y conversaciones.
Del resto de las otras Escuelas, hijas de estas Escuelas, nada muy diferente en sus comunicados. Al igual que sus inspiradores (o ex inspiradores, según sea el caso) estaban temerosos y descolocados.
Muy lejos quedó la imagen de un par de jóvenes coaches (Sergio y Kabe) quienes durante el 27F, agarraron su camioneta y en un acto propio de héroes se fueron a recorrer las zonas arrasadas por el terremoto regalándoles a los más afectados y vulnerables un par de horas de amor y resiliencia. Recuerdo eso como algo muy importante de lo que podemos hacer como coaches para ayudarnos a levantar nuestro espíritu en la adversidad. Fue un verdadero desahogo y una tremenda experiencia.
¿Dónde estaban los fundadores y maestros de esta maravillosa disciplina?
Probablemente, al igual que todos los chilenos, temerosos y en la total incertidumbre.
Temerosos en cuanto a sostener el negocio en estos duros momentos de crisis.
Si ésta continúa no será fácil llenar las aulas de alumnos y postulantes dispuestos a pagar una fortuna para ser formados como coaches, en circunstancias que casi todo el país baja sus ingresos o queda cesante.
También en la total incertidumbre de lo que pasará en este nuevo mundo que se instala, en que el coaching no tuvo participación, ni un discurso para intervenir libremente. Estuvo más bien medio atrapado y escondido esperando que pase el chaparrón.
Bueno sería ahora para las Escuelas inaugurar una “matrícula ética” de al menos el 50% del valor actual y una rebaja, también al 50%, de los sueldos y honorarios que se paga su élite. Como ya sabemos, en todas partes se cuecen habas.
Y aparecen las primeras ofertas…
No había pasado mucho tiempo y ambas Escuelas reaparecen con sólo unos días de diferencia.
Primero lo hace Newfield Consulting con este mensaje:
Sólo asistí a la primera media hora y la conversación versaba en las emociones: ¿en qué emoción estás con esta crisis? también la conversación abordó las emociones relacionales. Todo muy comportado, muy educado, muy de salón. Hasta esa media hora, palabras como abuso, corrupción, saqueos, colusiones… no se escucharon.
Y luego aparece The Newfield Network:
Este es un webinar para presentar el curso avanzado y dada la situación, aprovechan de cambiarle el nombre y ponerle “Tu oferta como coach en épocas de transformación e incertidumbre”.
Todavía no pasa la crisis y ellos ya tienen un programa avanzado para que, como coach certificado, tengas una oferta especial para esta época de incertidumbre.
¿Tan rápido aprendieron de la crisis que ya pueden enseñar?
Y por si esto fuera poco, como dicen los vendedores, también prepararon un menú de Talleres GRATUITOS según reza el aviso.
En medio de un contexto de lumazos, fierrazos y palos con que vándalos golpean a carabineros y carabineros golpean a vándalos y/o manifestantes pacíficos sin distinción … el nombre de este menú de talleres resulta casi una ironía:
“Talleres para hacerle cariño al alma”
Cambia el Mundo
¿Cambia el coaching?
Como toda creencia, el coaching ontológico se sostiene en sus creyentes y en quienes lo difunden. Son ellos, es decir nosotros, los que debemos cambiar.
Somos los coaches quienes tenemos que salir del cómodo salón, arremangarnos y sumergirnos en una dimensión social.
Somos los coaches quienes, con humildad, también tenemos que aprender a conversar tal cual como lo enseñamos.
Somos los coaches quienes podemos instalar valores humanos en nuestra sociedad con nuestro ejemplo y presencia.
Somos los coaches quienes tenemos que lograr la coherencia como ejemplo de nuestro propio aprendizaje transformacional.
Somos los coaches quienes debemos alimentar en nuestro espíritu la colaboración y la caridad… hasta que duela, como bien dijo el querido chileno Alberto Hurtado.