El Presidente Electo de USA entendió muy bien que los deseos de la mayoría de los Norte Americanos estaban ocultos por juicios, por temores, por odios y que esos deseos, eran parte de las verdaderas conversaciones entre ellos, esas que suceden sólo en los contextos de mucha confianza.
También se dio cuenta de que esas conversaciones eran muy parecidas a las que él tenía, con la diferencia de que a él le resultaba muy natural expresarlas, y además tenía poder para hacerlo. Por último le pareció que esa gente era la mayoría… y así fue.
Si este Presidente mañana ordena empezar a construir una muralla en la frontera con México o prohíbe la visita de musulmanes o se acaba la inmigración… nadie podrá sentirse engañado, incluyendo a quienes no votaron por él. Es que en ese sentido Donald Trump fue al menos honesto al expresar claramente su pensamiento en relación a aquellos temas valóricos que parecían intocables y él los remeció completamente y sin ninguna delicadeza.
Esta “honestidad” tal vez tiene que ver con que él no pertenece al mundo político y desconoce o no entiende lo que es políticamente correcto, algo que es sagrado en la política y que ¡oh sorpresa! tiene hastiado al mundo de las personas, de los electores. Trump recogió todos esos votos en contra de este sistema hipócrita que hoy gobierna a la mayoría en el mundo (para bien o para mal, aún no lo sabemos.)
¿Qué pasaría en Chile si un “Trump” se presentara de candidato?
Imaginemos por un momento que este “Trump” prometiera cosas como éstas:
“Los políticos que no honren los valores y su investidura, serán deshonrados públicamente”
“El fenómeno de la delincuencia será abordado militarmente”
“La corrupción será juzgada y castigada con el 50% del patrimonio del corrupto”
“El incumplimiento de las promesas, será penado con cárcel”
“Los encapuchados irán directamente a la cárcel y permanecerán encerrados – encapuchados – durante todo el juicio “
“La inmigración será acotada en la ley”
…y podríamos seguir enumerando temas que políticamente no es aconsejable abordar y que no sabemos cómo abordarlos. A lo mejor nos sorprenderíamos con el impacto de estas propuestas en los Chilenos y en varios otros de América.
Muy acertado el enfoque, aunque es políticamente «incorrecto» reconocerlo.
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