Para entender lo que es la Adulación, es bueno empezar por el Reconocimiento.
Reconocer a una persona es distinguirlo honoríficamente a una persona por un mérito. El Reconocimiento muchas veces se hace tangible mediante algún certificado, un diploma, un galvano, un premio, un abrazo una promesa.
El Reconocimiento está relacionado con la gratitud, la admiración, el respeto y el cariño. Es un acto genuino, es un acto de valor. Emocionalmente incentiva el entusiasmo, el orgullo y la seguridad. El Reconocimiento es un bálsamo para la estima y el cuidado de las personas.
Siendo el Reconocimiento una declaración, quien reconoce tiene o debe tener autoridad para hacerlo.
Cuando a un trabajador es felicitado por el Presidente de la Compañía por su desempeño o cuando una madre le dice a su primogénito, recién graduado, que es un hijo maravilloso, son actos genuinos de reconocimiento que tienen un gran impacto en la vida de las personas.
Es tan grato, tan placentero ser reconocido, que muchas personas sienten que pierden su poder si no lo son constantemente y de cierta manera, lo exigen. También hay otros casos en que a través del reconocimiento constante encuentran caminos de ascenso. Es en esos contextos que aparece la Adulación.
El reconocimiento constante y sin sustento debilita el efecto placentero. Es lo mismo que sucede con las drogas que mientras más se consume menor o peor será el efecto que se consigue.
Cuando somos incapaces de hablar con franqueza a la autoridad, la adulación aparece como un recurso fácil, siempre resultará más cómodo decirle a otro lo que le gusta escuchar. La Adulación se relaciona con el miedo, la codicia, la corrupción. Es una alabanza interesada que busca retribución.
Las palabras elegantes no son sinceras
y las palabras sinceras no son elegantes
(Lao Tse)
Una vez se encontraron frente a frente la Adulación y el Reconocimiento.
La Adulación se acercó ansiosa y sonriente y le dijo mientras estiraba su mano: “Oh…pero qué gran sorpresa. Este encuentro es para mí un momento mágico, nunca hubiera imaginado encontrarme aquí con usted, una divinidad, amada y respetada, admirada e idolatrada por sabios y piadosos. El sólo verlo y saludarlo será el mayor honor de mi vida”
Mientras la Adulación hablaba, el Reconocimiento estaba completamente confundido; por más que la miraba y la miraba no recordaba haberla visto antes. Caballerosamente se disculpó, por no poder reconocerla.
La Adulación bajó la mirada y se retiró.
Los abusadores se rodean de aduladores, así ellos se sienten seguros e idolatrados. Por su parte los aduladores así mantienen sus favores, el sustento o sus trabajos a costa de hipotecar su honor y su dignidad.