El abuso ha vivido en las penumbras por los siglos de los siglos y de repente ahora comienza a ser visible, a ser conocido e identificado.
El abuso es un monstruo bien parecido, astuto, virtuoso, inalcanzable y profundamente malvado en su interior. Es exactamente lo contrario al Jorobado de Notre Dame quien ofrecía un aspecto repugnante y un corazón piadoso.
El abuso no tiene compasión, es terco, frío, acosador. Nada es sagrado para él, todo es abusable. También es osado, sorprendente y encantador. Por eso es que el abusador es bienvenido y cortejado. El abusador por sobre todas las cosas es temible y quienes le temen lo adulan o lo adoran. El abusado tarda mucho en descubrirlo, a veces nunca lo descubre y se entregará al abusador de por vida.
El abusador siempre buscará nuevas formas, más sofisticadas y creíbles para seguir abusando. El abuso descarado ha ido quedando al descubierto, tal vez gracias a las redes sociales que ahora conectan a las personas. Hasta hace algunos años las personas estaban conectadas a los medios y no entre ellas. No había una reflexión social.
El Abuso es el todopoderoso que inspira a los 7 pecados capitales. Ninguno se escapa al control del abuso y a su vez todos los pecados son intrínsecamente un abuso de sí mismos.
Codicia
Lujuria
Gula
Pereza
Ira
Envidia