
31 XII 2024
– La primero fue aceptar que el Amor no tiene condiciones.
Esto lo terminé aprendiendo con mis nietos, amores que son sorprendentes e inesperados.
A través de ellos aparecen recuerdos en mi mente de todos esos amores de la vida y reaparecen quienes me apasionaron y también todo aquello que me provocó pasión.
- Lo segundo fue apreciar la grandeza y el valor de la Gratitud; agradecer por lo que hoy tengo y me hace feliz. Me doy cuenta cuánto tiempo he brindado a soñar que tenía, todo aquello que no tenía.
Y finalmente desafiar el Perdón, sin duda fue lo más difícil que me ha tocado aprender. Eso de mirar en paz a quienes nos han ofendido y perdonarlos de corazón, sin condiciones, es algo muy difícil de imaginar.
En realidad fue todo un proceso.:Primero aprendí a pedir perdón, tal vez porque sólo dependía de mí.
Luego aprendí a perdonar, que también dependía de mí pero eso yo no lo sabía.
Y finalmente el perdón que más cuesta, el que más duele, el que más evitamos:
Perdonarse uno mismo.
Perdonarse uno mismo disuelve el sufrimiento que nosotros mismos nos imponemos, culpándonos de algo que sucedió y castigándonos por ello.
Perdonarnos nos enseña también que, si bien no podemos cambiar lo sucedido, sí podemos mirarlo diferente con nuevos aprendizajes.
“No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final”
Y agrego un 4º aprendizaje, quizá el de mayor autoridad que he escuchado:
“De lo único que sí podemos tener certeza, es que para una taza de arroz son 2 de agua”
Un abrazo cariñoso
JORGE OLALLA MAYOR
31 XII 2024