La historia de Jesús y Leonardo

La historia de Jesús y Leonardo la publiqué el 11 de Julio de 2009
Nunca me pregunté si esta historia era real. Es tan bonita y perfecta que si no es real, sólo un maestro como Leonardo podría haberla inventado.

 

 Una historia de Jesús y Leonardo da Vinci

Cuando escucho una historia misteriosa como ésta, me entrego a ella, la disfruto y reflexiono sobre su origen y su profundo mensaje.

La historia de esta famosa pintura sin duda es un ejemplo y los invito a conocerla.

La última cena, es una pintura mural situada en una pared del refectorio del convento dominicano de Santa María delle Grazie en Milán . La obra fue encargado por Ludovico, duque de Milán.

♦♦

Leonardo tardó 10 años en hacerla debido a que era muy exigente al buscar a las personas que servirían de modelos.  Tuvo problemas en iniciar la pintura porque no encontraba al modelo para representar a Jesús, quien debía reflejar en su rostro pureza, nobleza y los más bellos sentimientos.

Así mismo debía poseer una extraordinaria belleza varonil. Por fin, encontró a un joven con esas características y fue el primero que pintó.

Después fue localizando a los 11 apóstoles, a quienes pintó juntos, dejando pendiente a Judas Iscariote, pues no daba con el modelo adecuado.

Éste debía ser una persona de edad madura y mostrar en el rostro las huellas de la traición y la avaricia. Por lo que el cuadro quedó inconcluso por largo tiempo, hasta que  al maestro le hablaron de un terrible criminal que habían apresado y podría ser el modelo que tanto buscaba.

Fue a verlo, y era exactamente el Judas que él quería para terminar su obra, por lo que solicitó al alcalde le permitiera al reo que posara para él.  El alcalde, conociendo la fama del maestro Da Vinci, aceptó gustoso y llevaron al reo custodiado por 2 guardias y encadenado, al estudio del pintor.

Durante todo el tiempo que posó el reo no dio muestra de emoción alguna por haber sido elegido como modelo, mostrándose demasiado callado y distante.  Al final, Da Vinci, satisfecho del resultado, llamó al reo y le mostró la obra; cuando el reo la vio, sumamente impresionado, cayó de rodillas, llorando.

Da Vinci, extrañado, le pregunto el por qué de su actitud, a lo que el preso respondió:

— Maestro Da Vinci, ¿es que acaso no me recuerda?

 Da Vinci observándolo fijamente le contesta:

— No, nunca antes lo había visto.


Llorando y pidiendo perdón a Dios, el reo le dijo:
— Maestro, yo soy aquel joven que hace 10 años usted escogió para representar a Jesús en este mismo cuadro.

 

Acerca de Jorge Olalla Mayor

Publicista, Director Creativo, Coach Ontológico
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