EL ASOMBRO

¿Qué es lo que asombra?

Como todas las emociones, el asombro es una emoción que todos conocemos muy bien porque la hemos vivido muchas veces; pero al momento de definirla en palabras, no sabemos muy bien cómo.

Explicar en palabras las emociones siempre será insuficiente, entonces hablaré del asombro entendiendo que es una interpretación muy común, muy potente  y asombrosa.

Siempre he asociado al asombro a la magia, a lo desconocido, a lo que sorpresivamente se presenta y nos pilla desnudos, sin un atisbo de explicación para entender lo que acabamos de presenciar. Tal vez por eso tuve épocas en mi vida en que me dediqué a la magia de cartas y otras, como también a los OVNIS y a los Cometas. Fue el asombro y mí inagotable curiosidad lo que me llevó a esos lugares con su poder de seducción. Un pase mágico de cartas bien realizado puede llegar a erizar los pelos del espectador, muchas veces  me fui a dormir sin poder sacar de mi cabeza la interrogante de cómo sucedió aquello que presencié y las ganas de saberlo para poder asombrar a otros.

El gran mago Houdini maravilló al mundo durante comienzos del siglo pasado
con sus asombrosos actos de magia.

Lo que provoca el asombro es un efecto inesperado que no tiene explicación; esto es automático como todas las emociones. Nadie decide asombrarse.

El asombro se relaciona muy bien con la pasión. Descubrir, aprender y conocer un nuevo saber es apasionante porque todo eso nuevo que descubrimos nos asombra. Los filósofos, los astrónomos, los científicos, los creativos… saben muy bien de esto. El día que dejen de asombrarse será el fin de la pasión.

El asombro es una emoción tan potente que permanece en nuestra memoria y pensamientos por mucho tiempo o para siempre. Seguramente la gente sabia ha construido su sabiduría asombrándose sin medida, sin miedo a asombrarse con aquello que va descubriendo y guardando para tenerlo siempre a mano como recurso o referencia.

“Uno cosa es asombrarse.
Otra cosa es  provocar asombro”

Todas las grandes historias, aquellas que conservamos y siempre están en nuestros pensamientos son aquellas que nos asombraron cuando las conocimos.  En mi caso y por citar algunas, yo siempre conservo y tengo presente el I Ching, El Hombre que calculaba, Juan sin Miedo, Sherlock Holmes, La Tierra Hueca,  El Cometa Halley, Prestidigitación, el Coaching Ontológico… entre otras tantas historias fascinantes. Mi origen de publicista y creativo me llevó siempre a lugares curiosos donde mora esa ilusión que ofrece la magia es irresistible.

Hay efectos tan sorprendentes que nos dejan mudos, con los ojos más abiertos y un torbellino en nuestros pensamientos siempre ordenados o desordenados en la rutina, tratando de explicarnos qué fue aquello sorprendente que vimos o vivimos y nos dejó asombrados. Qué ganas de saberlo, sentía que si yo lo descubría me daría un gran poder asombrando a otros. Y así era.

Aprendí una infinidad de pases mágicos con cartas y objetos los que solía practicaren reuniones y fiestas con los amigos y la familia. Con el tiempo me doy cuenta que el asombro en esos lugares se puede codear con la codicia y la manipulación.

El asombro tiene el poder del fuego irrumpiendo. Seguramente el hombre conoció el fuego al mismo tiempo que el asombro. Así es de poderoso.

Pues bien, hasta aquí podemos decir que:

– El asombro es una emoción que responde a un hecho sorprendente.

–  El asombro es adherente como el fuego y su energía nos acompaña por mucho tiempo, a veces para siempre; una experiencia asombrosa puede marcar en definitiva nuestro devenir. Cuando el indio ve su rostro reflejado en un espejo, su asombro es casi aterrador ¡es magia pura!

– No necesariamente es el hecho o fenómeno lo que provoca el asombro, también puede ser que el asombro lo provoque la interpretación que hacemos del hecho o fenómeno que hemos presenciado. El asombro de Newton, por ejemplo,  es posterior a la inocente y simple caída de una manzana madura que se desprende del árbol que la engendró, la interpretación que de ello hizo el maestro lo asombró a él y al mundo. El matemático Arquímides, por su parte, gritó ¡EUREKA! mientras se bañaba, en profunda reflexión y mientras su cuerpo flotaba en el agua tibia… sorpresivamente descubrió la solución a un problema que colmaba sus pensamientos y parecía imposible de resolver.

– El asombro es una emoción misteriosa, que puede ser muy positiva… o muy negativa. El asombro que nos provoca una pérdida repentina, un accidente o una fatalidad también es adherente como el fuego y nos puede marcar para toda la vida.

– Más allá de las cosas o fenómenos que nos asombran, es importante distinguir que una cosa es asombrarse y otra cosa es provocar asombro. El mundo desde una cierta perspectiva, podríamos dividirlo entre asombrados y asombradores.

El asombro dio origen a la Filosofía

El asombro en filosofía es el sentimiento que ilumina la mente, permitiéndole al ser humano salir de entre las sombras con respecto a su propia existencia, la del entorno y la del universo. … Es esta perplejidad la que da inicio a toda cuestión filosófica desde Platón, Aristóteles a Heideger.

Los filósofos veneran el asombro, lo consideran como el estado natural y permanente en que se encuentra el filósofo. El asombro es el estado mediante el cual se originaron la filosofía y el conocimiento en general. Es el origen del saber y el principio de todo.

“El saber encuentra su origen a partir de que el alma está afectada  por el asombro”

Asombroso ¿no?

Sorpresa, admiración, fascinación, embebecimiento, deslumbramiento, estupefacción, estupor, conmoción, embobamiento, entontecimiento, alelamiento, espanto, susto… son sinónimos de asombro.

Y por último, es muy importante distinguir que el asombro también puede ser provocado por un  fenómeno anómalo natural, por ejemplo el rayo, un maremoto, un cometa o una estrella fugaz ¡los ovnis! las nuevas tecnologías, los nuevos saberes. Quienes han visitado Disney World en Orlando recordarán que el asombro les dio la bienvenida y también la despedida. Todo es asombroso.

Es la industria del asombro

Las ideologías, las religiones, las creencias y hasta el mismísimo coaching ontológico se mantienen gracias a su gran poder de asombrar a sus miles o millones de fieles seguidores y devotos incondicionales, que los alimentan, los siguen y los promocionan.

Yuval Noah Harari los llama Parásitos Culturales:

“Los sabios del pasado poseían la sabiduría que lo abarca todo que no revelaban en escrituras ni tradiciones orales. Los mortales comunes y corrientes obtenían el saber al profundizar en estos textos y tradiciones antiguos y comprenderlos adecuadamente.
Era inconcebible que la Biblia, el Corán y los Vedas fallaran en un secreto crucial del Universo y que este pudiera ser descubierto por criaturas de carne y hueso”

Los trucos no se revelan.
Es así… porque lo dicen los Dioses. Punto.

 

Próximo capítulo:

EL ASOMBRO ONTOLÓGICO

Acerca de Jorge Olalla Mayor

Publicista, Director Creativo, Coach Ontológico
Esta entrada fue publicada en adulto mayor, angeles y demonios, asombro, Coaching, Coaching social, cuentos, frases jorge olalla, Historias, Humanidad, Justicia, Política, tercera edad, Valores. Guarda el enlace permanente.

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