Estoy rendido

Después de casi medio año de batallas en nuestro país, la guerra civil no termina. Aunque parezca increíble, a pesar de la pandemia, la guerra continúa y seguimos peleando. 

Lo que sí cambió fue el escenario, los primeros 4 meses había un campo de batalla real en el centro de la capital y el resto eran los medios y redes que transmitían los eventos a todo el país. La comunicación se traducía a piedras e insultos en un contexto de gran violencia, lo que usualmente se da en una sociedad dividida a muerte donde el perdón es una utopía y nadie, nadie, se escucha.

Ahora con esta pandemia global, encerrados todos en nuestros hogares, los medios y las redes nos tienen atrapados prácticamente todo el tiempo. Con verdadero espanto me doy cuenta que ya no me doy tiempo para una sana reflexión, caigo en la trampa de la ira y los deseos de participar.

Han renacido las propagandas de estilo nazi y soviético, las que exacerban los espíritus, las que provocan miedo, las que usan la difamación, la burla y el escarnio. Las campañas que buscan tenerte ocupado y alterado para que no puedas pensar, para que no reflexiones.

El planeta está quedando en Paz en muchas naciones donde sus ciudadanos están combatiendo el virus unidos y con lo que se dispone. No así en Chile.

Aquí pareciera que los avances del virus dan motivo de acusaciones, como si lo que sucede fuera culpa de alguien y no responsabilidad de todos. Y todos gritan y todos se insultan y todo nos lleva como siempre a la pendiente “Si gana el virus ganan unos. Si pierde el virus ganan los otros” Todo eso es una locura más de nuestro eterno resentimiento.

El virus siempre va a ganar … aunque desaparezca. Así como nadie lo ve mientras sabemos que está, estaremos en la duda de si de verdad ya no está.

El silencio debe llegar, es lo único que puede sanar el espíritu. 

Escucho por ahí que lo peor aun está por venir… habrá que cavar trincheras?

Me tomo una pausa sin redes ¿qué pasará? … después juro que les cuento

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