Las ovejas no Duran para toda la vida

La historia del Pastor Durán es la trilogía perfecta para una novela de suspenso:

Pastor – Ovejas – Lana.

El Pastor llegó a Pastor por sus dones y conductas. Su imagen estaba fortalecida – en primer lugar – por su cara de infinita bondad. Tener una expresión permanente de inocencia es algo digno de un santo… o de un demonio; dicen que cuando los demonios se disfrazan de santos les sale perfecto.
El rostro del Pastor Durán encarnaba la auténtica bondad, la inteligencia y la autoridad moral con su prístino ejemplo.

Hace años un gran amigo y camarada dijo una frase que ahora adquiere  sentido: “Una cara de huevón vale oro” y el Pastor, a pesar de todas las acusaciones que se le hacen, aún la mantiene incólume.
Si hasta dan ganas de creerle.

Lo importante de esta historia es que él, antes, era efectivamente un ángel y después se transformó efectivamente en un demonio; esa es la llamada “transformación personal” que en el caso del Pastor es sorprendente: intrigas, mentiras, sexo, codicia y locura.

En realidad esta historia sería la de un Pastor con muchas ovejas y muchísima lana. Todo eso a su entera disposición. Un fuerte cambio para quien era un humilde profesional que vivía decentemente con su humilde y honesto sueldo. Un fuerte cambio para quien profesaba su fe con alegría y humildad.
De cuándo fue que este santo se entregó al demonio, no hay mucha información. Cuenta la leyenda que su Pastorado lo ejerció en un comienzo de forma digna y transparente y que su palabra causaba tal fervor, especialmente en las feligresas, que un día en medio de una gran celebración en la iglesia, se habría retirado un momento para ir a orinar al baño. Estaba justamente en ello, cuando, al verse reflejado en el espejo, se le vino a la cabeza una asociación fugaz y pensó: “de verdad soy muy atractivo para las mujeres”

Después de ese evento vino una profunda reflexión para poder cuadrar esos nuevos pensamientos con los valores de su iglesia. Y es justamente en esa etapa donde se enfrenta el santo con el demonio. Las posibilidades de que el demonio gane son altísimas, especialmente en cuestiones relativas al sexo. Escuchar a una feligresa que jadeante y casi besándole el oído le pide susurrando que por favor la reciba privadamente, que necesita su ayuda urgente… fue para Durán una durísima prueba.

En un comienzo Durán se acomodó diciéndose  “Yo debo ocuparme de las necesidades de mi Iglesia, entonces ¿y por qué no de sus deseos? y sucumbió como un manso cordero a las tentaciones carnales. En un principio intentó apartar esos viles pensamientos de sus pensamientos y se dio cuenta que no era posible, entonces lo aceptó y se hizo cargo. Durán comenzó a atender en su Iglesia privada a aquellas feligresas que lo deseaban y también a las que él deseaba.

De ahí a la lana hay sólo un paso. Las feligresas no son gratis, entonces para que esta fiesta durara, Durán debió poner sus manos en otro tentador lugar, que no es exactamente carnal: La gorda bolsa de las donaciones. Con eso Durán agregó a la lujuria, la codicia.

Esta dupla mortal es imposible de ocultar completamente. Poco a poco empezará a hacer ruido en sus cercanos colaboradores que notan un cambio de conducta que no parecía ser muy santa, un cambio en su coherencia para ser más precisos. Entonces Durán comenzó a meter la mano más profundamente en esa bolsa de donaciones (que parecía estar siempre llena) y sus colaboradores más cercanos también comenzaron a recibir parte de ese botín. Ellos, seguramente a su vez cuadraron esta tentación con sus creencias diciéndose: “me lo merezco, por mi eterna lealtad a la Iglesia” (hay frases de consuelo aún peores que esta).

De ahí para adelante comienza una verdadera locura. La bolsa finalmente tiene fondo y todos quieren más, entonces ¿qué se puede hacer?

La primera idea es por supuesto pedirles más a los feligreses y feligresas. Las otras ideas son todas casi iguales, la diferencia estará en cómo sacarles más dinero: fiestas, bingos, retiros, charlas, cursos, campañas solidarias… todo vale para sacar más dinero.

La comunidad de la Iglesia aguanta y aguanta hasta que… no aguanta más y poco a poco todos comienzan a ver lo que antes no querían ver; se empiezan a mirar y se dan cuenta que están completamente desnudos y que fueron trasquilados mientras dormían o bien estaban hipnotizados

 

Les comparto este magnífico cuento de Andersen:

https://jorgeolalla.com/cuentos/el-traje-nuevo-del-emperador/

traje_emperador-1

Acerca de Jorge Olalla Mayor

Publicista, Director Creativo, Coach Ontológico
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