Aquellos en quienes confiamos nuestros deseos, nuestras esperanzas, nuestros aprendizajes, nuestros ahorros, nuestra fe… nos decepcionaron.
En realidad siempre sucedía que de lo que prometían muy poco y nada se cumplía. Nos hacían trucos de magia para desviar nuestra atención mientras metían sus manos en nuestros bolsillos. Y esto no lo hacían sólo nuestros adversarios (como siempre nos decían) lo hacían todos: moros y cristianos, santos y demonios, senadores y diputados.
Fíjate muy bien en quienes son o serán tus inspiradores, maestros, dirigentes y políticos. Observa en los hechos su coherencia; si realmente practican lo que tanto predican. Sin sesgos ni juicios.
Nunca olvides que son seres tan humanos como tú… pero que poseen autoridad y conocimientos que tú no tienes, que deseas obtenerlos y les das autoridad para que te enseñen o bien te guíen.
Son ellos tan talentosos y poderosos que siempre los colmamos de elogios y adulaciones, lo que lamentablemente crea un contexto propicio para que – a veces – se sientan superiores y se otorguen derechos para abusar.
Sean quienes sean los que hoy te inspiran y te inspirarán, vívelo desde los valores humanos: la honradez, la lealtad, la empatía, la compasión, la transparencia…
Siempre estarás en Paz.