
Cómo pudimos abandonar nuestros valores humanos y abrir las puertas de nuestro país a maleantes planetarios que buscan vertederos para arrojar sus desechos tóxicos.
Estos maleantes encontraron en Chile el lugar ideal y no les importó mucho un juicio internacional 30 años después, para obligarlos a asumir su delito, pagar multas e indemnizaciones y recibir una condena. Ellos son poderosos.
Compraron a una empresa chilena, Promel, para que recibiera esos desechos sorteando los controles. Compraron a los mejores abogados del mundo, entre ellos a nuestro abogado experto y constituyente Fernando Atria, quien colaboró ofreciendo su afamada asesoría y siendo contratado por esa empresa Minera Sueca, Boliden, responsable por esos desechos tóxicos.
La empresa chilena Promel, recibió un millón seiscientos mil dólares por recibir esos desechos. La empresa minera también contrato a un conocido abogado chileno como parte de su defensa. durante el juicio que enfrentaron por parte de las familias víctimas de Arica. Juicio que insólitamente perdieron.
Esto constituye una afrenta irritante; una traición al pueblo de Chile y merece la indignación de todos. Esos desechos tóxicos contaminaron a miles de pobladores que fueron a vivir donde estaban esa basura, sin ellos saberlo. La empresa chilena dejo ahí botados esos desechos sin ninguna protección, ni advertencia, fue un acto miserable.
¿Cómo iban los pobladores a imaginar que eran víctimas de una crueldad humana incalificable y vergonzosa?
La radiación los afectó a todos; desde cáncer, deformaciones, abortos y graves enfermedades.
Muchos murieron y muchos morirán.